martes, 10 de agosto de 2010

Modelos...

"Sería absurdo formular una receta o regla general (...) que sirva en todos los casos. Deberíamos usar nuestros propios cerebros y ser capaces de encontrar los propios modos de conducirnos en cada caso separado" Lenin.

Muchas veces desde los medios argentinos, algunos periodistas y políticos señalan (aturden con) la necesidad de un 'modelo' o 'proyecto de país'. Según este enfoque, la sociedad debiera iniciarse en una debate mediante el cual se establezcan metas comunes, síntesis nacionales, puntos de acuerdo, que se constituyan en el núcleo duro de cualquier política estatal futura.
De forma tal que cualquier eventual gobierno que llegue al poder tenga como condición a la hora de desarrollar sus políticas, el partir de los principios fijados en el 'modelo' y no contradecirlos.
Sin embargo, a este enfoque del 'proyecto de país' le surgen dos problemas:
1) Aunque un debate como el que se plantea necesario para generar el 'modelo' pueda en principio ser un debate rico, variado, respetuoso, el imponer el 'modelo' tendría paradójicamente como consecuencia el empobrecimiento del diálogo y del paisaje político-ideológico. Es fácil ver porqué: el establecer con cierta rigidez los puntos rectores de la política futura, significaría que sólo las ideas y propuestas que partan del 'modelo' podrían aspirar a tener representación y peso político. Mientras que el resto de las ideas contrarias o simplemente alternas al 'modelo' deberían (en el mejor de los casos) resignarse a existir en democracia sin molestar ni ser molestadas. Supongamos una idea surgida luego de la implementación del 'modelo', no importa cuanto concenso tenga, cuan productiva y provechosa pueda ser, si contradice al 'modelo', según este esquema, dicha idea quedaría sistemáticamente fuera de la discusión política.
Esto es, término por término, empobrecer cualquier tipo de debate político. Cualquier diálogo ideológico que pueda ser significativo, quedaría por definición restringido al seno de una elite de ideologías gravitantes al rededor del 'modelo'.
Huelga decirlo, pero esto no es precisamente un panorama auspicioso para la pluralidad en una sociedad...

2)El segundo problema que creo reconocer en el enfoque 'del proyecto de país' no es necesariamente intrínseco a tal idea. No necesariamente debe darse, pero sospecho que entre todos los partidarios de la creación del 'modelo' habrá a quien le cuadre la crítica. Y este problema consiste en la inmadurez que muchas veces conllevan las invitaciones de estos periodistas y políticos a consolidar el 'proyecto de país'.
Como señalaba Feyerabendd, las invitaciones a las síntesis en las discusiones, las búsquedas insistentes de metas comunes y puntos de acuerdo, muchas veces demuestran que no estamos dispuestos a aceptar ningún planteo que no esté mezclado, aunque sea un poquito, con nuestros adorables prejuicios propios...
Y a propósito de esto, cuando los periodistas y lo políticos invitan a pensar y discutir el 'modelo de país' da la impresión de que la idea de quizás no poder llegar a un acuerdo les fuera totalmente ajena.
Pareciera que dan por sentado que si hay debate, la consecuencia natural deberá ser un concenso. Pareciera que estos periodistas y los políticos desconocen la existencia de posiciones inconmensurables, de diferencias insalvables, de valores y proyectos irreconciliables que pueden vivir juntos pero no concensuarse... Y esta inconmensurabilidad de las ideologías es la causa y fundamento de la pluralidad, y pareciera que esto no entra en los cálculos de esos políticos y periodistas.




Me causó gracia... espero que a ustedes tmb...

Odiseo Blabla

1 escritos apócrifos:

Lubi Moreno dijo...

Para mi gusto, la mayor dificultad a tal pretendida búsqueda de modelo, es la propia necesidad de la tarea impuesta. Digo: si tenemos que pensar, discutir, y proponer qué es lo que queremos, eso significa que no lo tenemos muy en claro, y a la hora de la formulación no nos vamos a poner de acuerdo. Las cuestiones pasibles de explicitación son las que están asumidas e instaladas. No parece ser el caso.
Por otro lado me llamó la atención lo reiterada de tu formulación: "políticos y periodistas". ¿No se referirá a lo mismos, más que a una suma de categorías? Tengo la impresión que hay un importante grupo de políticos (oficialistas, opositores, de todas layas) que bailan al ritmo impuesto por los medios. Parecería ser eso parte de la política, pero me animo a calificar de una parte menor, no por su calidad sino por su origen.


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