viernes, 19 de diciembre de 2008

Algo podemos hacer con la historia...

Es curioso (pero revelador) ver a la historia -en vez de como el relato "objetivo" de algo pasado- como una creación humana... me gusta ver como las diferentes formas de hacer historia favorecen -o someten- a quienes las cuentan.
Creo que eso nos pasa como latinoamericanos: estamos sometidos -en parte- por la concepción histórica que nosotros tenemos de nosotros mismos... creemos que nuestro devenir histórico es consecuencia de porcesos globales que se generan en Europa y los EEUU. Lo que ocurre es que construimos nuestra visión del pasado a partir de la europea ley causa/efecto.
El problema que enseguida surge de este enfoque es que las multicausalidades se vuelven tan abrumadoramente numerosas que las cosecuencias se tornan incognosibles; frente a esto Europa ha utilizado un recurso elegante: ha magnificado las causas europeas. Nos han hecho creer que lo que pasa en Europa es más importante que lo que ocurre en otros lugares del mundo...entonces explica al mundo partiendo de Europa.
Podríamos atacar estas concepciones causa/efecto... pero por lo pronto propongo que magnifiquemos las causas latinoamericanas....

Odiseo Blabla (Ulises)

(la próxima vez prometo una reflexión menos improvisada, y quizás, menos aburrida)

jueves, 11 de diciembre de 2008

Un desvarío a modo de bienvenida...

En las escrituras se encuentran almacenados proverbios y sentencias de Salomón, así como parte de su historia... de hecho hay un pequeño fragmento (1° Reyes 4: 32-33) donde se registra que el sabio rey pronunció tres mil proverbios y compuso cinco mil poemas. También se nos hace saber, y esto es más asombroso, que habló también acerca de las plantas, incluso de aquellas hierbas que crecen en la pared.
Yo lo que pretendo aquí, es que imitemos a Salomón, que dirijamos nuestra inteligencia hacia la moral,la historia, la poesía, y también hacia aquellas cosas que puedan parecernos insignificantes en un principio: economía, arte, literatura, identidad nacional, hierbas que crecen en la pared, etc... Es un invitación a pensar.
Pero, invitar a pensar también implica una invitación a usar el lenguaje; aquel lenguaje que con su pensar traza surcos en el ser... aquel lenguaje que nos permite cumplir el imperativo de nombrar las criaturas que están delante nuestro...
Pero frente a esta invitación, la respuesta puede también ser silenciosa; Quizás todos los que lean esto sean consientes de una contra conducta que es mucho más sutil y subversiva: quizás sepan que el silencio subvierte los órdenes... deja en evidencia lo artificial de las construcciones humanas.. y el hombre queda en silencio frente a la naturaleza y la realidad unificada, sin aberturas por las cuales injertarse. Queda el hombre con el mandato de proferir palabra para nombrar los elementos del Edén, y el silencio da lugar a la Palabra que nombra al hombre, y que no procede del hombre sino de su creador... el silencio deja en evidencia que el hombre no nombra al hombre. Si no que el Creador da el nombre al hombre...

Cómo dije antes, esto es (aunque ya no lo parezca) una invitación a pensar...

Pensar ni consuela ni hace feliz. Pensar se arrastra lánguidamente como una perversión; pensar se repite con aplicación sobre un teatro; pensar se echa de golpe fuera del cubilete de los dados. Y cuando el azar, el teatroy la perversión entran en resonancia, cuando el azar quiere que entre los tres haya resonancia, entonces el pensamiento es un trance; y entonces vale la pena pensar. Michel Foucault

Odiseo Blabla (Ulises)

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